martes, 10 de mayo de 2011

España ofreció Rota para ocultar submarinos nucleares

El Gobierno de EE UU desvió submarinos nucleares del puerto de Gibraltar a la Base Naval de Rota por petición expresa del Gobierno de Zapatero para no alarmar a la población civil y evitar enfrentamientos con grupos medioambientales, según uno de los cables filtrados por Wikileaks a los que 20 minutos ha tenido acceso a través del diario noruego Aftenposten.


 
El escándalo del Tireless –el submarino nuclear británico que permaneció once meses en Gibraltar durante la temporada 2000/2001 para reparar una avería en el circuito primario de refrigeración– se convertiría en el  ‘leitmotiv’ utilizado por el Ejecutivo para persuadir a EE UU de los inconvenientes de realizar operaciones con embarcaciones nucleares en la base de la colonia británica.
El primer desafío diplomático enfrentó al embajador Eduardo Aguirre y a José Pons en julio de 2006. El director general de Exteriores para Europa y América del Norte expuso a Aguirre la preocupación ante la inminente visita de un submarino nuclear a Gibraltar.
Pons apeló a la sensibilidad ciudadana y sugirió trasladar este tipo de visitas a la Base Naval de Rota compartida por EE UU y España. "El malestar social podría evitarse sencillamente desplazando los buques a Cádiz. Las visitas serían más discretas y evitarían polémicas innecesarias". El responsable de la campaña antinuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, reconoce que detectar la presencia de un submarino en Rota es mucho más complicado que en el puerto de Gibraltar. "El Peñón es más accesible y los grupos medioambientales trabajan cerca del puerto. La geografía de Rota es más escarpada, tiene menos visibilidad y la zona está despoblada".
El malestar social podría evitarse desplazando los buques a Cádiz. Las visitas serían más discretasEl embajador se comprometió a trasladar la petición a las Fuerzas Armadas estadounidenses pero advirtió de que España no tiene autoridad sobre cuestiones relacionadas con Gibraltar. Su actitud evasiva era premonitoria: el submarino atracó en Gibraltar el 29 de julio. José Pons solicitó explicaciones formales a la embajada y Aguirre explicó que el cambio de rumbo a Rota había resultado inviable porque los preparativos estaban muy avanzados y las familias de los tripulantes ya habían comprado los billetes a Gibraltar.
La derrota diplomática fue incuestionable y el embajador destacó en el telegrama -enviado el 31 de julio- dos ideas inquietantes: sugirió a EE UU que continuara enviando buques a Gibraltar "siempre que sea conveniente" y destacó que el Gobierno británico estaba "encantado" con las visitas de submarinos nucleares a su colonia en la Península.

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