martes, 10 de mayo de 2011

España rechazó presionar a Irán por temor a su potencial nuclear

España llegó a plantar cara en 2007 a EE UU y no cedió a las presiones que la Administración Bush quería imponer contra el programa nuclear iraní por temor a represalias contra las tropas españolas desplegadas en Afganistán y Líbano. De hecho, el Gobierno estadounidense no salió muy contento de sus encuentros con el Ejecutivo de Zapatero y reconoció que la mejor manera de conseguir el apoyo español era a través de Javier Solana, entonces Alto Representante de la Política Exterior de la Unión Europea. Así lo revelan los cables de la diplomacia estadounidense filtrados por Wikileaks a los que La hora de MIKE y JOE ha tenido acceso a través del diario noruego Aftenposten.

La embajada describe detalladamente la reunión que los días 11 y 12 de enero de 2007 mantuvo Greg Schulte, representante de EE UU en la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA), con miembros del Gobierno español. A la cita acudieron Bernardino León, secretario de Estado de Asuntos Exteriores; y Carles Casajuana, un importante asesor del gabinete del presidente Zapatero.

EE UU quería sensibilizar a España de la amenaza que supone un Irán nuclear El objetivo de EE UU era "sensibilizar a España de la amenaza que supone un Irán nuclear" y conseguir su apoyo a nuevas medidas de presión al margen de la resolución 1737 de la ONU, que fue aprobada en diciembre de 2006 y que exigía a Irán la suspensión de todas sus actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio. Para ello se aprobaron sanciones económicas y restricciones comerciales, pero EE UU exigía más.

Para sorpresa de EE UU, la postura de España fue clara desde un primer momento. Casajuana transmitió a Schulte y al embajador Aguirre (presente también en los encuentros) que "no debemos tener prisa" a la hora de fijar medidas adicionales al margen de la resolución 1737, y que España optaba mejor por esperar a que el director general de la OIEA, Mohamed El Baradei, publicase su informe al respecto.
El mensaje de Casajuana, según la embajada, era el de "mantener el consenso y construir sobre él, aunque se tarde mucho más tiempo del que nos guste". Casajuana era partidario de recordar al Gobierno iraní y a su pueblo que se apuesta por la ‘estrategia de las zanahorias’, es decir, que siempre hay "una salida que permita que Irán tenga una solución pacífica a su programa nuclear".

Semanas después el informe del OIEA acusaba a Irán de seguir ocultando detalles sobre su programa nuclear, sobre todo en lo referido a sus planes en la transformación de uranio, las pruebas con materiales explosivos y los estudios para el desarrollo de un vehículo de reingreso de misiles.

Los cables revelan que España no se sumaría al grupo de presión que lideraba EE UU Los cables revelan que España no se sumaría al grupo de presión que lideraba EE UU porque tenía cierto temor a Irán. León indicó a Schulte que a España le preocupaba que un Irán con armas nucleares pudiese llevar a otros Estados árabes como Arabia Saudí y Egipto a buscar también estas armas y que esto a su vez "podría animar a los vecinos de España en el Magreb" a hacer lo mismo.

Casajuana fue más allá y argumentó que los conflictos en Afganistán e Irak, así como el conflicto israelí-palestino, habían aumentado la influencia regional de Irán. Y es que España reconoció su miedo por la seguridad de sus 700 soldados en Afganistán, muchos de ellos cerca de la frontera con Irán; y por la de sus 1.100 militares ya desplegados en territorio libanés controlado por la milicia proiraní Hezbolá. "Irán podría fácilmente causar líos y daños a España", aseguró, algo que "siempre está en nuestras mentes".

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