martes, 10 de mayo de 2011

Libia adquirió sangre con VIH y utilizó a cinco enfermeras búlgaras de chivos expiatorios







El Gobierno libio compró sangre infectada a bajo coste y, posteriormente, acusó  a seis facultativos médicos de haber contagiado el sida a pacientes de un hospital de Bengasi, norte del país, según uno de los cables filtrados por Wikileaks a los que La hora de MIKE y JOE ha tenido acceso a través del periódico noruego Aftenposten.

El delirio comienza en 1999. El Gobierno libio encarcela a cinco enfermeras búlgaras y a un médico palestino acusados de haber inoculado deliberadamente el virus del VIH a 400 niños en un centro médico de Bengasi. El régimen de Gadafi defiende un supuesto complot de los servicios secretos de Estados Unidos e Israel para expandir la enfermedad entre las nuevas generaciones libias y la comunidad internacional intenta derribar la teoría de la conspiración.
Informes de prestigiosos expertos internacionales desmienten las acusaciones. E incluso el científico Luc Montagnier, descubridor del virus VIH, defiende que el origen de la infección se encuentra en las pésimas condiciones de salubridad del hospital y que la enfermedad ya se encontraba en el centro médico antes de la llegada de las enfermeras.
Fueron torturados y amenazados
con hacer daño
a sus familias
Libia no recula pese a que las pruebas científicas exculpan a los acusados. En mayo de 2004 la Justicia condena a los facultativos a morir fusilados. La defensa apela la sentencia. El Tribunal Supremo de Casación revoca las condenas tras admitir fallos en el procedimiento. Y otro tribunal libio ratifica la condena a muerte en diciembre de 2006.
La comunidad internacional intensifica entonces el boicot hacia Libia y amenaza al país norteafricano con ‘obstaculizar’ la cooperación bilateral si no revoca la sentencia. La entrada de Bulgaria en la Unión Europea el 1 de enero de 2007 incrementa la presión.
El entonces Subdirector General de Seguridad Común del Ministerio de Exteriores español y ex subdirector General de África del Norte, Carlos Fernández Arias, confirma este punto a diplomáticos estadounidenses y reconoce "la empatía y el apoyo moral a Bulgaria" por parte de Europa transformado en "solidaridad total" desde su entrada en la UE, según un cable enviado a Washington por el entonces embajador Eduardo Aguirre y fechado en enero de 2007.

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